De pronto una bocina avisa que las puertas están por cerrarse, un segundo mas tarde avanzan las unas a las otras y el metro se convierte en una gigantesca lata de sardinas, el intercambio de malos olores, uno que otro apretón y ese aire caliente, ese aire viciado saca mas de una cara de enojo o desesperación entre los usuarios. El stress que arroja este ambiente es increíblemente contagioso ya una vez me tope con un tipo que por poco y me da una patada por subir la escalera mecánica antes que el, tendrá problemas en su casa? Quien sabe?, Aunque no estaría mal que fuese a un especialista también. creo yo esta conducta se debe en gran parte a los medios de transportes tan infinitamente incómodos que generan este tipo de patologías urbanas en las personas, pero pa que tan profundo, basta con mirar una estación donde combinan dos líneas, la gente hace cualquier cosa por entrar a un vagón aunque esto requiera no dejar bajar a los demás e irse un poco más apretados, el metro no era así antes, recuerdo de pequeño pedirle a mi vieja que me llevase a pasear por la flamante línea dos, tomábamos el metro en plaza Italia y de ahí a cualquier parte, aunque por culpa del capricho teníamos que caminar un poco más. Ahora creo que el metro es agradable solo desde la diez y hasta la once de la mañana.
20:00 hrs. Estación Baquedano, las puertas están cerradas, herméticamente cerradas, el calor se disipa solo entre paradas, somos ocho personas aferradas a un solo tomador en el centro del vagón, no es muy agradable respirar el aire del otro realmente esto debe ser muy desagradable para los que ocupan el metro a esta hora todos los días, solo pienso en llegar a mi casa y bajarme luego, de la conversación de dos jóvenes logro distinguir “un ojala que se desocupe más adelante”, ojala!
20:00 hrs. Estación Baquedano, las puertas están cerradas, herméticamente cerradas, el calor se disipa solo entre paradas, somos ocho personas aferradas a un solo tomador en el centro del vagón, no es muy agradable respirar el aire del otro realmente esto debe ser muy desagradable para los que ocupan el metro a esta hora todos los días, solo pienso en llegar a mi casa y bajarme luego, de la conversación de dos jóvenes logro distinguir “un ojala que se desocupe más adelante”, ojala!
